La multiplicación de Palmeras y Cycas



 


  Las palmeras son plantas perennifolias que crecen en climas tropicales, mediterráneos incluso templados, y que necesitan un suelo húmedo con buen drenaje a pleno sol o con sombra, en función de la especie.

Algunas palmeras, como las especies del género Phoenix y los palmitos (Sabal), provienen de regiones soleadas y pueden tolerar el sol cuando son ejemplares jóvenes, mientras que las palmeras nativas de selvas tropicales, como Chamaedorea, prefieren la sombra incluso cuando se trata de ejemplares maduros.

Muchas necesitan protección contra los vientos fuertes, pues los vientos fríos pueden dañar las hojas nuevas, mientras que los calientes incrementan la pérdida de humedad. En climas cálidos, las palmeras se plantan en el exterior, pero en las regiones templadas o propensas a las heladas es mejor cultivarlas bajo cubierto, aunque algunas especies toleran hasta cierto punto las bajas temperaturas, como Butia capitata y Trachycarpus fortunei.

Cuando se propaguen, el mejor método para imitar las condiciones naturales de crecimiento de muchas palmeras es la utilización de un sistema de propagación de vapor en un invernadero soleado. Consiste en un túnel o caja sobre un banco con calefacción, que ayuda a mantener húmedo el substrato y el aire. Debe ventilarse regularmente para reducir el riesgo de podredumbre de los ejemplares jóvenes.

Las palmeras pueden propagarse de dos maneras, a partir de semillas o mediante división. La mayoría crecen mejor a partir de semillas, las cuales resultan relativamente fáciles de obtener, pero algunas palmeras producen retoños o vástagos y pueden ser multiplicadas más rápidamente por división.

PALMERAS A PARTIR DE SEMILLAS


Las palmeras presentan inflorescencias formadas por multitud de pequeñas flores. Algunas florecen en repetidas ocasiones, mientras que unas pocas, como Caryota rumphiana var. albertii, florecen una sola vez y mueren.

Los frutos poseen una pulpa carnosa, como la palmera datilera (Phoenix dactylifera), o una pulpa seca, como el cocotero (Cocos nucifera). Las semillas se recogen cuando el fruto está maduro y cambia de color.

Limpia la pulpa para evitar que se pudra y envuelve las semillas en un tejido húmedo o en musgo. Si se trata de pulpa seca, sumerge los frutos en agua tibia durante uno o dos días hasta que se ablanden y extrae las semillas.

Si éstas poseen una cubierta dura es mejor sembrarlas frescas, pero, si piensas almacenarlas, colócalas en una bolsa de plástico en un lugar con sombra a unos 20 °C. La mayoría de las semillas conservan su capacidad para germinar durante 4-8 semanas.

Las semillas que compres pueden estar secas; si es así, sumérjelas en agua tibia durante al menos 24 horas y hasta dos semanas dependiendo del tamaño, y a continuación siémbralas rápidamente. Extrae las cubiertas más externas de las semillas leñosas o rómpelas con cuidado para permitir que la humedad alcance las semillas y éstas puedan germinar.

RECOLECCIÓN DE SEMILLAS DE PALMERA


1 Corta los racimos tan pronto como las bayas maduren y cambien de color, por lo general de verde a rojo o purpura.
2 Extrae la pulpa y siembra las semillas de inmediato. Para almacenarlas, lávalas y envuelvelas en papel mojado. Guárdelas en una bolsa de plástico a 20 ‘C.

SIEMBRA DE SEMILLAS DE PALMERA


Es mejor sembrar las semillas de palmera en macetas. Las macetas hondas de arcilla evitan el encharcamiento y dejan que el aire llegue a las raíces de la plántula.

Llena la maceta con un substrato adecuado para semillas, por ejemplo con partes iguales de fibra de coco y arena fina (5 mm), riega bien y deja que drene. Por último, siembra las semillas con cuidado.

Una temperatura del aire de 30-35 °C y una humedad alta resultan esenciales para aumentar las posibilidades de germinación. Por ello, no dejes nunca que las semillas se sequen, ya que de lo contrario morirán. La germinación puede tener lugar entre 3 semanas y 18 meses después, aunque no espere que germinen más de dos tercios de las semillas.

Normalmente las semillas sembradas en climas cálidos germinan hasta una semana antes que en zonas templadas. Proteje las macetas con semillas del sol fuerte colocándolas en un lugar con sombra con 30-45 % de sombra dependiendo de la zona.

En climas frescos, coloque un propagador con calefacción que proporcione un calor de fondo de 25-28 °C en una zona soleada del invernadero para lograr el máximo de calor y de luz. Mantén la humedad regando regularmente y pulverizando ligeramente las plantas.

Como alternativa utilice un sistema de propagación con vapor. Un sobrecalentamiento podría provocar la podredumbre de las semillas, de modo que debe ventilar el lugar regularmente. Si desea plantar grandes cantidades de palmeras, hágalo en hileras sobre un bancal elevado en un suelo húmedo, ligero y con buen drenaje o en substrato con el fin de minimizar el daño producido a las raíces al trasplantar las plántulas.

PREGERMINACIÓN DE SEMILLAS DE PALMERA


Si el espacio es limitado, las semillas de palmera pueden ser pregerminadas en una bolsa de substrato libre de tierra o musgo húmedo, en un banco de invernadero o en un armario aireado. Las semillas tratadas de esta forma germinan antes, por lo general en el periodo de cuatro a ocho semanas, dependiendo de la especie.
Compruebe las semillas diariamente en busca de señales de brotes y plántelos antes de que sean demasiado grandes. Las semillas forman primero raíces y luego vástagos, pero pueden plantarse tan pronto como tengan raíces.

Plante en macetas un poco más grandes que las raíces para reducir el riesgo de podredumbre, con una mezcla a partes iguales de corteza gruesa, marga, arena fina (5 mm) y fibra de coco, u otra a partes iguales de fibra mineral laxa, substrato con base de marga y perlita, junto a dos gramos por litro de abono de liberación lenta.

Mantenga las plántulas bajo una sombra húmeda entre cuatro y seis semanas después de plantarlas, hasta que se hayan establecido.

SEMILLAS GRANDES DE PALMERA


Algunas palmeras presentan semillas grandes con largas raíces primarias o clavos como el cocotero doble (Lodoicea maldivica) o la palmera de ponche (Borassus flabellifer). Es mejor sembrarlas individualmente en una maceta honda.

Las semillas grandes pueden sembrarse en el exterior en un bancal, pero en ocasiones las condiciones no son las ideales para la germinación y además la raíz primaria puede quedar expuesta al ataque de insectos y otras criaturas. La semilla debe enterrarse sólo parcialmente, dejando la parte superficial expuesta para que la plántula pueda emerger sin dificultad.

CUIDADO DE LAS PLÁNTULAS


Las plántulas de palmera necesitan protección frente al sol y al calor durante dos o tres años, en especial las palmeras procedentes de selvas tropicales, que son muy vulnerables a la luz. Por ello, tolerarán mucho mejor el sol si están bien regadas que si se dejan secar entre riego y riego.

Trasladar las plántulas de palmera de un lugar con sombra a uno a pleno sol puede chamuscar las hojas. Si el lugar de plantación se encuentra a pleno sol, deje primero la plántula en un lugar que deje filtrar la luz solar y manténgala regada. El riego en verano es esencial: riegue bien cada 1-2 semanas, y abone las plántulas. Durante la estación de crecimiento puede aplicarse además un abono foliar.

DIVISIÓN DE PALMERAS

Algunas palmeras, como las especies del género Dypsis, las palmeras de dama (Rhapis), Phoenix y Chamaedorea, producen vástagos en la base de la planta, que pueden extraerse en primavera y, a continuación, plantarse en macetas o en el exterior, dependiendo del clima.
La división es una técnica relativamente sencilla, pero debe procurar evitar la podredumbre del ejido dividido, en cuyo caso la división no tendrá éxito. Si la base del vástago se encuentra por debajo del nivel del suelo, separe con cuidado la tierra con una horquilla de mano o saque la planta de la maceta para exponer las raíces.

Corte el vástago, dejando tantas raíces como sea posible, de forma que el vástago pueda establecerse. Si es necesario, utilice un fungicida para las raíces maternas antes de volver a colocar la tierra o volver a plantar. Elabore un buen substrato para macetas con partes iguales de fibra de coco, corteza fina, arena fina (5 mm), marga y arena gruesa.

Coloque la plántula en una maceta de barro de la profundidad de las raíces y proteja las plantas del sol a una temperatura mínima del aire de 19 °C, regándolas bien hasta que se establezcan. Si va a plantar en el exterior, elija un lugar sombreado con suelo húmedo, y si es posible, protegido del viento. Asegúrese de que el hoyo de plantación permite a las raíces extenderse de forma natural.

VÁSTAGOS SIN RAÍCES

Algunas palmeras tienen muy pocas raíces, por lo que se requieren mayores cuidados. Un vástago sin raíces todavía obtiene energía de la planta madre. Por otra parte, el desarrollo de la raíz puede estimularse cortando una astilla en la base del vástago. Trate la incisión con fungicida, vuélvela a cubrir con suelo y mantenga el brote bien regado.

Elimine las hojas para que el vástago pueda mantener la humedad. Como alternativa, extraiga el vástago sin raíces y guárdelo en una bolsa de plástico cerrada. Déjelo a la sombra con una temperatura mínima de 19 °C, en un invernadero si es necesario.

En este caso, no hace falta que elimine las hojas, ya que la bolsa cerrada preserva la humedad de la atmósfera. Ventile la bolsa abriéndola durante una hora O dos cada día. Transcurridos unos pocos meses, se habrán formado las raíces: abra la bolsa para que el vástago se aclimate y plántelo en una maceta o en el exterior a una profundidad ligeramente superior a la de antes para favorecer el desarrollo de la raíz.
Elimine algunas hojas, reduciendo así la pérdida de agua, y mantenga el vástago siempre húmedo y bien regado.

CICADÁCEAS


Las Lapartmeadace cicadáceas son parecidas a las palmeras y son también arboles o arbustos perennifolios, pero botánicamente no están relacionadas. Se trata de plantas primitivas, que se reproducen mediante semillas producidas por estructuras unisexuales parecidas a conos, que sostienen óvulos o bien sacos polínicos.

Algunas además producen retoños o vástagos, que pueden desarrollarse por sí mismos. La propagación es muy similar a la de las palmeras, aunque es más variable.

Cicadáceas A PARTIR DE SEMILLAS

Cuando se obtienen cicadáceas a partir de semillas, el jardinero puede esperar un promedio de éxito no superior al 50 %. Para mejorar el rendimiento debe comprobar la viabilidad de las semillas y prepararlas antes de la siembra. Para producir semillas viables se necesita una cicadácea hembra madura y otra macho.

Recoja las semillas cuando los conos caigan al suelo. Parecidas a las nueces, miden hasta 8 cm de longitud y poseen una envoltura leñosa cubierta de una pulpa delgada de color rojo, amarillo o naranja. Esta cubierta externa carnosa contiene un inhibidor que retrasa la germinación, y por tanto debe extraerse; para ello, pele o rasque la pulpa y lave las semillas en agua.

Muchas semillas de cicadáceas no son fértiles o están muertas, por lo que debe comprobar su viabilidad antes de sembrar. Una manera rápida de hacerlo es mover la semilla: si suena significa que no es viable. Otro método es la prueba de la flotación, que consiste en sumergir las semillas en agua. Si flotan es señal de que no están maduras; si se hunden, deberían germinar.

Sin embargo, esta prueba no es del todo segura, pues las semillas de algunas cicadáceas flotan cuando se dispersan por el mar. Para dejar que la humedad penetre en la semilla y se inicie la germinación, realice un corte en un extremo de la cubierta dura de la semilla con la ayuda de una navaja afilada o una lima. Procure no cortar demasiado profundo para no dañar al embrión.

En climas cálidos, si las semillas tienen más de dos semanas, sumérjalas en agua tibia durante 24 horas o más con el fin de mejorar el promedio de germinación. En climas templados frios, sumerja las semillas dos o tres días.
 

SIEMBRA DE SEMILLAS DE CICADÁCEAS

Puede elaborar un buen substrato para semillas de cicadáceas con partes iguales de substrato libre de turba, como fibra de coco, y tres partes de arena gruesa (7-12 mm), mezcla que proporciona una buena aireación y retención de la humedad.

Las plántulas de las cicadáceas tienen largas raíces primarias, de modo que es mejor plantarlas en macetas honda de barro. No es recomendable sembrarlas en un bancal elevado, porque las raíces son muy sensibles y, si se dañan, las plántulas morirán O crecerán con dificultades.

Para mejorar los resultados, las semillas deberán estar germinadas antes de la siembra, aunque también puede sembrar directamente en macetas. Las semillas deben quedar medio expuestas y mantenerse bien regadas y húmedas. Las semillas de cicadáceas requieren para germinar una temperatura mínima del aire de 21-30 °C y una humedad relativa del 60-70 %.

En regiones más frías, estas condiciones pueden obtenerse con un propagador con calefacción o un sistema de propagación con vapor. Por lo general las semillas de cicadáceas tardan de 4 a 15 meses más que las de las palmeras en germinar, aunque en climas cálidos, las semillas frescas tardarán una semana o dos menos.

CUIDADO DE LAS PLÁNTULAS DE CICADÁCEAS

Una vez la raíz primaria se haya establecido bien y el vástago cuente con dos o tres hojas, plante el nuevo ejemplar en una maceta con sumo cuidado, ya que la raíz joven es muy frágil. Utilice una mezcla a partes iguales de corteza gruesa, arena gruesa, fibra mineral o perlita de tamaño medio, marga y fibra de coco 0 bien partes iguales de una mezcla para macetas con una base de tierra, fibra mineral y perlita.

Añada un poco de fertilizante de liberación lenta. Coloque las plántulas en un lugar con sombra o en un invernadero con un 40 % de sombra y humedad elevada y manténgalas bien regadas. Una aplicación dos veces al mes de fertilizante líquido durante la estación de crecimiento resultará también muy beneficiosa.

Algunas cicadáceas toleran el sol caliente en las primeras fases, pero otras, como las procedentes de selvas tropicales, por ejemplo algunas especies de Zamia, requieren un medio más suave, ya que las hojas de las plántulas son muy sensibles, y el sol fuerte las chamuscaría.

La mayoría de las plantas nuevas necesitan de un período de aclimatación; déjelas a la sombra al menos durante tres o cuatro meses y póngalas gradualmente al sol en el plazo de un año. Las cicadáceas resistentes al sol generalmente toleran bastante bien el viento, pero las especies que vienen de selvas tropicales podrían verse afectadas: los vientos fríos pueden alterar su desarrollo, mientras que los calientes podrian secar las hojas.
Plántelas en el exterior cuando hayan desarrollado buenas raíces y unas pocas hojas; generalmente esto sucede en 2-5 años, dependiendo de la especie.

DIVISIÓN DE UNA CICADÁCEA

Las cicadáceas se pueden propagar a partir de vástagos o retoños que aparecen sobre el tronco o en la base de algunas plantas. Separe los vástagos y manéjelos con cuidado hasta que estén bien establecidos. Para extraer un vástago basal, separe la tierra o el substrato, descubriendo la base unida a la planta madre y córtela.

Pula la herida y trátela con fungicida para evitar la podredumbre de los tejidos. Si el vástago presenta un excesivo desarrollo en la parte superior, elimine las hojas inferiores de modo que se reduzca la pérdida de humedad y emplee un fungicida. Coloque el vástago en un lugar seco y fresco hasta la cicatrización de la herida.

Prepare una maceta honda de barro con un substrato elaborado con partes iguales de fibra de coco o turba y arena gruesa o de jardinería, o bien con partes iguales de mezcla para macetas con base de tierra, perlita y fibra mineral. Plante el vástago y, en caso necesario, sujételo con una caña para proteger las hojas.

Los vástagos divididos requieren unas condiciones muy similares a las de las plántulas (véase página anterior) para establecerse de manera satisfactoria; generalmente tardan 1-3 años, dependiendo de la especie. En climas templados, el desarrollo de las racíes aumentará si se emplea un sistema de propagación con vapor.

Algunas cicadáceas, Cycas, pueden producir vástagos sobre el tronco cuando éste está maduro. Aunque mucho más pequeñas, se trata de plantas muy vigorosas. Los vástagos aparecen inicialmente como pequeñas protuberancias sobre el tronco, con frecuencia a causa de algún daño, y más tarde empiezan a producir hojas. Una vez iniciado el desarrollo, sepárelos como si se tratase de vástagos basales.
 

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