Estas hermosas plantas de la familia de las Apocináceas son quizá las más típicamente mediterráneas.
Nacen de forma espontánea a lo largo de los cauces de ríos y torrentes en zonas bien soleadas de clima templado.
En su estado natural, crecen arbustivas formando alegres y coloridos matorrales. Pueden desarrollarse también en forma de árbol de pequeño tamaño y alcanzar en condiciones óptimas los 4 metros de altura.
Son perennifolias, con hojas lanceoladas, largas, estrechas, coriáceas (consistencia similar a la del cuero) y ¡ojo! muy venenosas.
Florecen a lo largo de todo el verano y el otoño. Sus flores, reunidas en inflorescencias en el extremos de los largos y flexibles tallos, presentan diferentes coloridos, del blanco al rojo, pasando por el rosa, el amarillo y el salmón y pueden ser dobles o sencillas.
Son muy rústicas y resistentes, de fácil crecimiento tanto en el suelo como en maceta y pese a proceder de zonas cálidas y su afición por el sol y el agua, soportan temperaturas de hasta -4ºC así como la sequía y la semisombra, claro que, si queremos adelfas que luzcan en todo su esplendor y se cuajen de flores deberemos tener en cuenta, no lo que soportan sino lo que prefieren:
Exposición al sol
Calor
Suelo fértil
Riego abundante, sobre todo en la época de crecimiento
Si no queremos prescindir de ellas y nuestro clima es frío y con fuertes heladas, tendremos que cultivarlas en maceta y trasladarlas en invierno a un lugar protegido.
Si nuestro clima es húmedo, fresco y poco soleado, podremos cultivarlas en el exterior pero su floración será menos abundante (no menos larga) que en zonas soleadas y cálidas y estarán expuestas a contraer algunas enfermedades fúngicas.
Para reproducirlas, lo haremos fácilmente mediante estaca, esqueje o acodo. Las de nuestro jardín, que son las que os muestro en las fotos, proceden casi todas de esquejes plantados en verano.
Apenas necesitan poda. Solamente eliminar si se quiere, después de la floración, los racimos de flores secas.
Si adquieren un tamaño excesivo, se pueden someter en primavera a una poda intensa. También en esta época podemos recortar alguna rama que rompa la armonía de la copa o nos moleste por alguna causa, procurando cortar por encima de un brote bien situado de forma que no queden muñones.
Hay que decir que las adelfas, debido al veneno que portan en sus hojas, son plantas potencialmente peligrosas para los niños. Hay que advertirles muy bien de que no se les ocurra mordisquearlas ni jugar con ellas.