Esta variedad es un híbrido entre el manzano que procede de los bosques europeos y del silvestre.
El origen del manzano de hoja caduca, que alcanza los diez metros de altura, no se conoce a ciencia cierta, aunque la opinión más generalizada lo establece en las tierras del Cáucaso.
Se cultiva desde la Antigüedad, cuando en Egipto y Babilonia el fruto era apreciado por sus propiedades medicinales, y en Grecia y Roma era la materia prima para elaborar diferentes bebidas.
La manzana, que hoy nos ofrece más de 7.000 variedades, ha sido protagonista de numerosas leyendas y mitos desde el comienzo de la vida, desde la representación de la tentación en el paraíso hasta convertirse en la chispa que llevó a Newton a formular la teoría de la gravedad.
Cultivo sencillo
Para cultivarlo en el huerto lo más adecuado es realizarlo mediante acodo o injerto, ya que la reproducción mediante siembra es más complicada y se efectúa normalmente para lograr nuevas variedades.Para que se desarrolle de forma óptima, el suelo será bien drenado y profundo.
Desde mediados del otoño hasta el comienzo de la primavera podremos llevar a cabo la plantación, aunque lo más adecuado es en el otoño, cuando el terreno aún almacena el calor estival.
Aunque su hábitat natural son zonas templadas, crece bien en casi todo tipo de climas e incluso soporta muy bajas temperaturas.
Para un buen crecimiento del fruto, el manzano prefiere los ambientes húmedos a los secos.
Los cuidados más adecuados
Aunque el frío no afecte a la salud del árbol, sí que hemos de tener en cuenta que la presencia de constantes heladas durante la época de floración dificultará el crecimiento de los frutos.Asimismo, los fuertes vientos pueden ser también un impedimento para el desarrollo de las manzanas e incluso causan su desprendimiento prematuro del árbol.
El riego abundante es un factor muy importante especialmente cuando las flores están creciendo; si la cantidad de agua que aportamos no es suficiente, éstas podrían caerse.
El abono también es necesario para que el árbol sea cada vez más vigoroso.
Durante el invierno podaremos la copa del manzano para lograr que las ramas crezcan separadas, que permitirá que la luz y el aire lleguen a cada rincón para facilitar la maduración de los frutos y prevenir las enfermedades.
Al finalizar el verano se inicia la época de la recolección. Si las condiciones climáticas y los cuidados han sido los adecuados, lograremos excelentes frutos.
Las variedades son muy abundantes; destacan la reineta, la verde doncella, la granny smith, la starking y la golden delicius.
Una vez recogidas las consumiremos bien al natural, en forma de compotas o bien como ingrediente principal en diversa repostería y zumos. También es la materia prima de una popular bebida: la sidra.
Atención a las enfermedades
Para que la salud de nuestro frutal sea inmejorable, hemos de prestar atención a posibles signos de enfermedades o de presencia de plagas.Entre las primeras encontramos hongos como la roña o moteado, que afecta a todo el árbol, y que se puede prevenir eliminando las partes que se van secando, así como el oidio o la negrilla, que eliminaremos con fungicidas.
Asimismo, diversas podredumbres afectan a las raíces del árbol.
Entre los insectos, atenderemos especialmente al gusano del manzano que causa daños importantes a los frutos, el piojo verde, que produce daños en las hojas, y la araña roja, que causa daños irreparables en las hojas; la aparición de esta última la prevenimos con agua pulverizada y una vez que aparece, la combatiremos con productos químicos específicos.
Fuentes de información: Plagasbajocontrol.com; The-tree.org.uk; Portalbonsai.com