Llevamos ya años preparando nuestros planteros, unas veces han ido bien y otras no tan bien, pero no puedo decir que hayan ido mal, pues de todo se aprende. He leído mucho, muchas experiencias, muchas teorías, he escuchado muchos consejos y aprendido de mis queridos abueletes (llamo así a mis queridos vecinos de huerto, que realmente son todos abuelos ya, y aprecio mucho escuchar sus experiencias, pues más sabe el diablo por viejo que por diablo ;).
A todo esto le he añadido mis propias experiencias y pruebas. Hemos probado de muchas maneras para realizar los semilleros, y finalmente nos hemos quedado con este sistema. He ideado mi propia forma de preparar los planteros, que seguramente habrá quien la cuestione pero yo estoy contenta porque me funciona bastante bien.
Antes, llenábamos de sustrato los alveolos hasta la mitad de altura, colocábamos la semilla y rellenábamos los alveolos por completo. Después regábamos con una manera en aspersión para que el agua no tuviera demasiada fuerza y sacara el sustrato de los alveolos.
Ahora, llenamos los alveolos por completo de sustrato y luego colocamos la semilla y la hundimos en la tierra ligeramente, regando finalmente por la parte inferior con agua sin cloro. Vamos a verlo.
Para empezar y ponernos manos a la obra hemos preparado:
Un cubo grande con 10 litros de tierra comprada
Un cubo grande con 5 kg de posos de café
Un pequeño de 1 kg
Una bandeja de 104 alveolos
Un sobre de semillas
Un juego de guantes
Uno contiene sustrato universal para plantas, elijo siempre sustrato universal nunca sustrato especial para huerto / planteros / plantas de exterior, etc.
El otro cubo contiene posos de café debidamente secados y limpios de cualquier material u objeto que no sea únicamente posos de café.
En estos años he leído mucha información sobre los posos de café, sus beneficios y sus contraindicaciones. Añadidos a la tierra todavía húmedos pueden propiciar aparición de hongos, pero debidamente tratados y secados son un fantástico fertilizante. Acidifican el suelo con lo que su exceso tampoco es bueno, pero lo vuelven más esponjoso dando facilidad a las raíces para extenderse. Además funcionan como repelentes de hormigas, caracoles, babosas y mosquitos, algo bastante útil si consideramos que las plantas cuando son pequeñas son débiles y cualquier ataque del exterior puede ser vital.
Vamos a preparar semillero de pepino marktmore, una buena variedad de pepinos largos no demasiados largos, que en esta zona crece bastante bien. Os recomiendo usar una bandeja para cada cultivo para que no se os mezclen, es mejor tener dos bandejas con la mitad de los alveolos usados aunque nos ocupen más espacio, que no una bandeja con más de una variedad de semillas sembradas en la misma. Ya que aunque se vayan a sembrar todas en primavera, no todas las variedades ni plantas crecen al mismo ritmo, ni tienen el mismo momento idóneo para sembrar.
Hemos comprado sobre de semillas en la cooperativa agrícola, ya que no tenemos semillas de esa variedad, pues el año pasado las usamos para los semilleros pero no tuvimos oportunidad de guardar semillas para el año próximo.
La planta de pepino al igual que las de calabacín o melón y sandía, suele ser bastante voluminosa en sus principios, por lo que hemos elegido una bandeja de corcho de 104 alveolos, pues estos alveolos son de tamaño más grande (4,5 cm X 4,5 cm) que los de la bandeja de 216 alveolos que también solemos usar (3 cm X 3 cm).
Preparamos la mezcla a razón de 10 kg de tierra y un kilo de posos de café.
El sustrato que hemos comprado dice tener todos los nutrientes básicos y necesarios para cualquier planta, y su textura es bastante esponjosa algo que valoramos mucho a la hora de elegir el sustrato. No debería hacer falta añadirle nada a este sustrato, pero me gusta que la tierra quede mas esponjosa.
Una vez hayamos mezclado el sustrato y los posos, y conseguido una mezcla homogénea nos dispondremos a rellenar los alveolos vaciando una cantidad considerable de la mezcla encima de la bandeja, y extendiéndola con las manos intentando llenar los alveolos completamente pero sin presionar el sustrato dentro de ellos.
Levantamos ligeramente la bandeja para retirar el sustrato que sobra y queden bien visibles los alveolos.
Posteriormente depositaremos una semilla por alveolo ( dos en el caso de que una de las semillas se vea débil), de manera centrada y en posición horizontal, para que nos sea mas fácil ver en que alveolos hemos dejado una semilla.
Una vez ya hayamos completado todos los alveolos empezaremos a ” enterrar” las semillas en el sustrato.
Para hundir ligeramente las semillas, nosotros usamos una especie de punzón de plástico, aunque podéis usar cualquier objeto delgado con el que no dañéis la semilla o incluso vuestro propio dedo.
Introducimos el punzón de plástico suavemente en el lateral de la semilla creando un agujero debajo de la misma, de manera que la semilla cae sola en ese hueco y al retirar el punzón la tierra vuelve a caer y tapar la semilla. No es lo normal, pero debemos asegurarnos de que al sacar el punzón la semilla no ha quedado agarrada al mismo. No debería pues la mezcla del sustrato debería estar seca, pero la humedad del ambiente es otro factor que puede fallarnos.
Como os he dicho antes, también podéis hundir la semilla con el propio dedo, pero no os lo recomiendo porque el sustrato debajo de la semilla queda compactado y ya he comentado que para mí es importante que el sustrato esté suelto y esponjoso.
Una vez hayamos enterrado todas las semillas y no veamos ninguna en la parte superior del alveolo, nos aseguraremos de que los alveolos quedan rellenos completamente de sustrato, pasando la palma de la mano ligeramente por encima de los mismos, y/o añadiendo más sustrato si fuera necesario.
Por último a nuestros semilleros les falta otra cosa esencial para creer, agua.
Todas las plantas las prefiero regar en el plato que no por la parte superior, ya que por mucho cuidado que se tenga, regando desde arriba siempre se desplaza algo de sustrato y esto puede ser un problema. Tiene su parte positiva que es que si riegas desde arriba, compactas la tierra y así ves si hace falta rellenar el alveolo ( o maceta en su caso).
Regamos introduciendo la bandeja de alveolos en bandejas de plástico, que elegimos con medidas aproximadas pero con algo de holgura.
Las llenamos de agua de lluvia si es posible, o de agua expuesta anteriormente al sol para que se evapore el cloro, y sea lo mas natural que podemos usar.
Tenemos varias bandejas preparadas ya, y no tenemos tanto espacio como para tener una bandeja de plástico para cada una, así que las vamos turnando día sin otro en el agua. Así no se “ahogan” de tanta humedad ni tenemos problemas de algas u hongos.