Sorprende pues, ver como legislaciones que supuestamente nacen con el afán de protección del recurso micológico, terminen resultando contradictorias en su aplicación, y por tanto, de forma supuesta también en el “resultado negativo o positivo” que puede tener para el monte una misma práctica dependiendo del lugar de España donde se realice.
Normativa vigente
Es así que algunas comunidades como en Galicia, en su Decreto 73/2020 de 24 de Abril de la Xunta de Galicia, su artículo 52.1 dice textualmente: “Tanto en la fase de localización como en la de recogida de setas y hongos no se emplearán más instrumentos para la extracción que un cuchillo o navaja. Las setas se extraerán cuidadosamente con la punta de la navaja o cuchillo desde la base del pie, de manera que queden enteros, y teniendo perfectamente visibles todos los caracteres que permitan su correcta identificación sin dañar el micelio. Una vez extraídos, se repondrá la tierra o la hoja de manera que el terreno quede en las condiciones originales”.Claramente nos está indicando que se deben arrancar las setas con sumo cuidado de no dañar el micelio, pero que la seta recolectada debe quedar íntegra para poder ayudar en la correcta clasificación, ya que esta ley entiende a la perfección la importancia de poder observar todos los caracteres diferenciadores de una seta para su identificación.
Orden 16 septiembre 1996 Conselleria
Por el contrario, la Orden de 16 de Septiembre de 1996 de la Conselleria de Agricultura y Medio Ambiente, por la que se regula la recolección de setas y otros hongos en el territorio de la Comunidad Valenciana, en su Artículo 4 nos dice que no se pueden arrancar las setas y que se deben cortar, cito: “- Queda prohibido el arranque de ejemplares, salvo cuando existan dudas para su identificación que se recogerá una seta u hongo con pie completo, devolviéndola a su lugar en caso de no ser la deseada. – Se utilizará exclusivamente navaja o similar cuya hoja no exceda de 11 centímetros de longitud. – Se cortarán los ejemplares adultos por su base, dejando el micelio en su lugar”.El lío está servido, la ciencia también nos confunde
Y con normativas tan divergentes las unas con las otras, ¿cómo debemos saber los aficionados al micoturismo la forma correcta de recolectar en cada Comunidad?. ¿Estamos obligados a sabernos cada normativa de cada lugar?Pues la respuesta, por desgracia, es que sí, debemos saber cada concreta normativa de aquella comunidad a la que tengamos pensado desplazarnos para poder practicar nuestra gran afición de recolectar setas y hongos silvestres.
El Código Civil en este campo nos resulta claro, en su artículo 6.1 nos obliga a saber la ley: “La ignorancia de las leyes no excusa de su cumplimiento”. Así que, si no queremos más jaleos que los que ya se tienen con los titulares de los montes de alto valor micológico, lo mejor que podemos hacer es estudiarnos las leyes de cada lugar antes de recolectar una sola seta.
Otra solución es armarse de una sólida argumentación legal a la hora de hacerle entender, al agente forestal que nos intenta sancionar, que la normativa que intenta aplicar es contradictoria con otras normativas y es obsoleta.
Claro que el agente casi que pasará de nosotros, así que ahí ya entra nuestra pericia para exponer nuestro planteamiento científico del asunto pero, en realidad, ¿qué dicen los expertos en el campo de la micología al respecto?
Algunos micólogos siguen defendiendo en concepto de cortar la seta valiéndose de una navaja setas apropiada para tal efecto. Basándose en argumentos no demostrados sobre la repercusión negativa que pueda tener sobre los micelios, sobre todo en términos de productividad y reproducción.
En cambio, hay otros micólogos que apuestan más el arrancado del ejemplar completo. Sobre todo la conclusión nace los cultivadores de alpacas de setas, quienes apreciaron que las alpacas donde se arrancaban las setas duraban y producían más que aquellas donde habían sido cortadas por la base para su recolección. También observaron que las setas arrancadas se estropeaban menos, por lo que duraban más tiempo frescas, alargando así la vida de un producto tan perecedero.
Y para ya terminar de darle sabor al cocktail de teorías, los hay que abogan por arrancar todas las setas, salvo aquellas que nacen en tocones de árboles, como la seta de chopo (Cyclocybe aegerita) que al estar unida al tronco siempre se puede dañar el micelio, las setas de cardo (Pleurotus eryngii), ya que hay riesgo de llevarse parte del micelio, y los níscalos (Lactarius deliciosus) porque tienen un micelio muy superficial.
¿Pero que prácticas recolectoras sí que sabemos que dañan al micelio del hongo?
El mantillo que cubre la capa superficial del suelo es imprescindible para proteger a los micelios de los hongos de las adversidades climáticas, como de las altas y bajas temperaturas, del viento o del sol, pero también es fundamental en la aportación de nutrientes y agua, tan indispensables para el crecimiento y desarrollo del hongo.Erosionar esta fina capa debería ser interpretado por nuestras mentes como la aniquilación y asesinato de un setal. Por ello, debemos prohibirnos a nosotros mismos el realizar prácticas recolectoras que dañen la capa superficial.
Este es un hecho recogido en todas las legislaciones en la materia, se prohíbe de forma tajante el uso de herramientas para remover y destrozar la capa superficial del suelo. Podemos rebuscar con sumo cuidado y luego volver a tapar la zona que haya quedado descubierta tras recolectar la seta. Para el micelio el viento y el sol son los peores enemigos, así que debemos dejarlo siempre lo más protegido que podamos.
La recolección de ejemplares pequeños y los muy deteriorados tampoco debe realizarse, debemos dejar a los primeros hasta que alcancen su madurez y puedan liberar el mayor número de esporas posibles, y a los segundos puesto que no es conveniente su uso en cocina y resulta más eficaz aprovecharlos como “simiente” para el futuro en su lugar de origen. El mayor motivo de la esquilmación de setales es precisamente por su sobreexplotación.
Pero si hay un factor negativo más que estudiado, que afecte negativamente a la proliferación de los setales, es sin lugar a dudas el apisonamiento. Un estudio del Swiss Federal Institute for Forest de Suiza muestra un claro factor negativo en la compactación del suelo más que si se cortan o arrancan las setas. Así que se haga como se haga, lo importante siempre es recolectar con sumo cuidado, siendo conscientes que en los espacios donde se desarrolla la práctica micológica son en su mayoría lugares de cierta fragilidad que precisan de un trato noble y amable por nuestra parte.