Es una planta vivaz de rizomas carnosos que si bien es muy fácil encontrarla a la orilla de los ríos o en bosques sombríos, es, por otro lado, muy difícil de cultivar por lo que se suelen cosechar las plantas silvestres.
Aún así, si se quiere intentar su cultivo, lo aconsejable es hacer división de matas con raíz y esquejes de rizomas.
Requiere suelos ricos en materia orgánica poco descompuesta, frescos y profundos.
Se utiliza en jardinería y agricultura para fortalecer las plantas ya que fortifica y estimula la flora microbiana de la tierra y mejora la función clorofílica, además de ser un buen activador del compost puesto que favorece la descomposición de las materias orgánicas.
Para hacer nuestro remedio casero para el jardín o el huerto, recolectaremos la planta entera, hojas, tallos y, si podemos, raíz antes de la floración y prepararemos:
INFUSIÓN: 1 kilo de ortiga en 10 litros de agua en reposo durante 12 horas tiene propiedades insectífugas contra los ácaros, pulgones y carpocapsa.
EXTRACTO FERMENTADO: 1 kilo de ortigas en 10 litros de agua que dejaremos fermentar durante varios días favorecerá la germinación de las semillas y reforzará las defensas inmunitarias de nuestras plantas. Para ello dejamos en remojo durante media hora máximo las semillas en el extracto o durante 12 horas en el mismo extracto diluido al 20%. Esta receta también nos vale para hacerlo con las raíces de las siguientes plantas antes de su transplante: puerro, col, lechugas, tomates, pimientos, etc.