Las flores del alelí son pequeñas con cuatro pétalos pequeños y podemos encontrarlas de color amarillas, rosadas, violáceas, celestes o anaranjadas. Sus hojas son de colores grisáceos, delgados y largos. En climas muy cálidos pueden ser perennes. Es una flor que se extiende con mucha facilidad en superficies de madera, rocas y paredes.
Tienen la característica de ser plantas bienales. Es decir en el primer año se forma una roseta de hojas que constituye reservas alimenticias para el desarrollo. Y al año siguiente aparece la flor.
El alelí es una flor muy fácil de combinar con otras flores y si hay algo que realmente los caracteriza, además de sus bellos colores, es el aroma tan agradable que poseen. Para su buen cultivo precisa un suelo fértil, suelto, profundo, con agregado de materia orgánica y buen drenaje.
Con respecto a su cultivo, las semillas (da muy buen resultado la siembra por semillas) se deben sembrar durante el otoño en un contenedor especial para poder colocarlas en el jardín al iniciar la primavera. De todas formas, crece muy bien en el contenedor que se las coloque desde semillas (ver FOTO).
El lugar donde se los coloca debe ser soleado, soporta bien la sequia y los vientos de las terrazas y balcones. Se debe tener sumo cuidado de no dañar las raíces al trasplantarlos y cortar las flores en cuanto se marchiten para incentivar la aparición de flores nuevas.
Esta planta es ideal para balcones con mucho sol y ventosos, se adaptan muy bien a este medio, dando color y aroma al mismo.