Confieso que tengo una relación totalmente dependiente y hasta enfermiza con el tomate. No lo puedo controlar. Mis ensaladas favoritas, todas las versiones de pastas que preparo, el guiso de la carne, el hoga’o de los fríjoles rojos y la sopa de tortilla que tanto me gusta llevan tomate.
Sin embargo pocas adicciones se muestran con tanto orgullo y la mía con el tomate es una de ellas. Aparte de su versatilidad en la cocina, cultivarlos produce una satisfacción tan grande que difícilmente se describe… es como cuando vas a un concierto de rock de tu banda favorita, nunca te cansas de escucharlos cantar.
Lamentablemente los supermercados no le hacen justicia a esta bella fruta ya que la mayoría de ellos ofrecen el típico modelo rojo que todos conocemos y de pronto dos o tres formas distintas: roma, cherry y redondo. Pero gracias a la jardinería yo he descubierto que los tomates vienen en incontables variedades, tamaños, formas y colores dan ganas de llorar de la emoción al verlos.
Las plantas de tomates podrían ser perpetuas en el trópico pero generalmente se tratan como anuales ya que luego de las primeras cosechas se vuelven muy susceptibles a cualquier peste, por lo que es preferible arrancarlas cuando se noten signos de desgaste y volver a sembrar nuevas plantas.
En general, se dividen en dos tipos:
Indeterminadas: Crecen tan alto como uno las quiera dejar, su tallo tipo viña necesita ‘entutorarse’, es decir, adherirse a algún soporte. Producen fruto durante su vida útil y aunque pueden crecer en macetas, son mucho más eficientes en huerta.
Determinadas: Crecen como un arbusto por lo que no necesitan entutorarse. Sólo producen una gran cosecha luego de la cual la planta languidece. Son ideales para desarrollarse en macetas.
Siembra
La mayoría de las plantas de tomate se toman de 50 a 70 días para crecer, desarrollarse y producir fruto. En mi caso, yo tengo que ponerlas a germinar al final del invierno dentro de mi casa para que vayan creciendo mientras la primavera llega y la temperatura sube.Como la temporada de tomates es tan corta para mí, la única forma de sacarle el mayor provecho posible es sembrando tres variedades que crecen y desarrollen frutos en tres épocas distintas: una variedad de cherry al inicio del verano, una intermedia durante la mitad y una tipo beefsteak que tarda más en desarrollarse para una última cosecha al final.
La mayoría de jardineros usan kits de germinación o semilleros que incluyen bandejas especiales con pequeñas celdas, semejantes a un panal de avejas para germinar sus semillas. Yo en cambio, como soy tacaña y vivo lejos, prefiero usar los pequeños pods de keurig -mejor conocidos como k-cups- que reciclo de la oficina.
a. A cada kcup lo lleno prácticamente hasta el borde con tierra bien abonada con compost.
b. Luego, con un lápiz abro un huequito de una profundidad máxima de 1cm y allí pongo una semillita, tratando de escoger siempre las más grandes.
c. Se cubren las semillas con tierra y se agrega agua hasta que la tierra en el kcup quede húmeda pero no encharcada.
Las semillas empezarán a germinar al cabo de dos semanas, durante las cuales debemos procurar mantener el sustrato húmedo, bien ventilado y en lo posible con una temperatura ambiente mayor a los 15°C. Como pueden ver en la foto, en mi temporada de germinación todavía es invierno por lo que tengo que adaptarles una cubierta plástica transparente a manera de “mini-invernadero” para que el calor quede atrapado en el interior… por supuesto es una cubierta que adapté reciclando el recipiente en donde llegó el pollo asado que pedimos a domicilio semanas antes… qué creían? que iba a gastar plata en un invernadero de verdad?
Transplante
Luego de que las semillas hayan germinado, notarán siempre que las planticas siempre se inclinarán hacia la luz, por lo que hay que procurar situarlas en la ventana más soleada de la casa en donde les dé directamente la luz por lo menos unas 8 horas diarias. Si estás en el Trópico no tendrás problemas con el tiempo de exposición de la luz del sol ya que es constante todo el año, pero para los que vivimos en las Zonas Templadas del Norte o Sur, nuestros tiempos de exposición a la luz varían con las estaciones, es decir, en invierno recibimos muy poca luz, por lo que tenemos que ayudarnos con las lámparas de semilleros.
Una vez las plantitas de tomate hayan desarrollado el primer par de hojas ‘verdaderas’, es tiempo de transplantarlas de los pequeños kcups a unos recipientes más grandes, ya sean vasos de plástico reciclados o macetas pequeñas para que sigan creciendo y sus raíces se sigan expandiendo. Puede que luego de un tiempo vuelvan a necesitar un transplante adicional a un contenedor más grande para seguir creciendo, por lo que es aconsejable elegir desde el principio contenedores lo suficientemente grandes para albergar la planta hasta que llegue al menos a los 10 o 15 cm de altura y haya desarrollado algunas ramitas, un cartón de leche de 1 litro puede ser una buena alternativa.
Después de dos meses de desarrollo de las plantitas, y una vez hayan alcanzado entre 15 o 20 cms de altura, están lista para el transplante definitivo, pero antes de enfrentarlas a la dura realidad del mundo exterior, es necesario aclimatarlas durante una o dos semanas para que se ‘acostumbren’ a su nuevo habitat. Para esto, sácalas al patio, balcón o huerta durante el día y resguardalas dentro de la casa por la noche.
Una vez las plantas hayan alcanzado su madurez y se hayan aclimatado, es tiempo del transplante final en el sitio que has elegido para ellas en la huerta o en la maceta y que previamente has preparado con suficiente tierra abonada con compost rico en nutrientes. Cava un hueco tan profundo como alta sea la planta y con mucho cuidado remuévela del recipiente en donde esté, cuidando de no estropear las raíces. Ubícala en el hueco y si tienes a la mano alguna cáscara de banano o fertilizante en polvo a base de cáscara de banano, agrégala también, los tomates adoran el potasio del banano.
Si la variedad de tomate que estás sembrando es indeterminada, este es el momento de estructurar el soporte, que puede ser una estaca de 1 metro de altura o más dependiendo de cuánto quieras que la planta crezca. Clava la estaca en el hueco al lado de la planta con cuidado de no dañar las raíces y cubre tanto la estaca como la planta con tierra. Trata de cubrir la planta por lo menos hasta la mitad del tallo para que la raíz quede bien protegida y la planta quede firme en posición vertical. Amarra la planta a la estaca con un pedacito de tela o una cuerda tratando de no apretarla demasiado para no dañar el tallo.
Una vez establecidas en su sitio final, necesitarán riego constante, una capa de hojas secas o acolchados para retener la humedad y riego constante cada semana procurando no formar charcos de agua, si esto pasa, estás invitando a las plagas de hongos a que hagan fiesta con tus preciosas plantas.
Cosecha
El tiempo de la cosecha depende de la variedad pero el primer signo de alegría de un horticultor es ver las flores amarillas emergiendo de la planta, más o menos después de dos meses de haberla germinado. Es también un festín para las abejas y otros insectos polinizadores que revolotean emocionados!. En poco tiempo las flores empiezan a generar unas pequeñas bolitas verdes que crecerán y se convertirán en los ansiados tomates. En este momento es importante mantener las plantas regadas una vez por semana para evitar que el suelo se reseque. Pero también es el momento de armarse de toda la paciencia del mundo porque, si bien los tomates verdes aparecen con relativa rapidez en la planta, pueden tardar hasta un mes en madurarse y estar listos para la ensalada… así que frescos, sin afanes, echenles un ojito diariamente y disfruten el paisaje.
Cuando los tomates empiecen a madurar, es hora de reducir la frecuencia con la que se riegan las plantas ya que en este punto, demasiada agua hace que los frutos se rasguen por la mitad. Si ves que los tomates están madurando y hay amenaza de lluvia, lo mejor que puedes hacer es arrancarlos de la planta para que maduren en el interior de la casa. Si el clima se presta y no hay riesgo de lluvia, puedes dejar los tomates madurando hasta que alcancen el color característico de la variedad.