El abonado verde consiste en mejorar el suelo mediante plantas. Estas plantas vegetan rápida y abundantemente, y se entierran en la misma superficie sobre la que se desarrollan.
Con el abonado verde se pretende mejorar las condiciones del suelo, desde el punto de vista físico, químico y biológico.
* Propiedades físicas: airean el suelo, lo rompen y descompactan gracias a sus raíces. Además protegen el suelo contra la erosión (eólica, hídrica y solar).
* Propiedades químicas: aumentan la materia orgánica y el humus del suelo, y en consecuencia, su fertilidad. Si se hace con leguminosas, se aporta nitrógeno, en mayor o menor medida en función de la especie elegida.
* Propiedades biológicas: incrementa el número de organismos y microorganismos, así como su actividad. Los microorganismos se encargan de transformar algunos compuestos del suelo en sustancias nutritivas para las plantas.
También rompen los ciclos de las plagas y enfermedades de los cultivos principales.
Impiden o dificultan el crecimiento o desarrollo de hierbas no deseadas.
El abonado verde es un buen sustituto del estiércol en zonas donde éste es caro o difícil de conseguir.
El momento idóneo para el enterrado o la incorporación del cultivo al suelo es aquel en el que la planta tiene mayor volumen de materia vegetal y de nutrientes. Este momento se da cuando el cultivo se encuentra al 10% de su floración (antes de que la planta utilice sus reservas en reproducirse, es decir, en producir flores y semillas).
Para aportar el cultivo al terreno es conveniente triturar bien las plantas antes de incorporarlas, ya que así aceleramos su transformación en humus.
Hay diferentes posturas sobre si se debe enterrar o si se debe dejar sobre el terreno. Lo que sí está claro es que no se debe enterrar a mucha profundidad, ya que se provoca el desarrollo de fermentaciones anaeróbicas, que son indeseables por no conseguir los objetivos de esta práctica.
Las especies más usadas son leguminosas como el haba, el altramuz, el guisante, la veza,... Pero también otras como el nabo forrajero, el rábano forrajero, la colza, la avena, el raygrass,... Las especies no leguminosas no fijan el nitrógeno atmosférico, pero al asimilar el nitrógeno del suelo en su composición, evita que se pierda, y lo devuelve al suelo cuando se entierra.
En mi huerto, mi prioridad es que el abonado verde aporte nitrógeno y gran cantidad de materia vegetal, por eso elijo habas. Además, éstas tienen un buen sistema radicular, un rápido crecimiento, está bien adaptada a la zona y es fácil de cultivar.
Lo que yo hago, después de tener la planta picada a trozos, más o menos pequeños, es enterrarla superficialmente (10-15 cm) poniendo en contacto planta y suelo. Así se favorece la descomposición rápida y efectiva del abono verde, ya que a esta profundidad hay mayor actividad biológica.
Vídeo: Qué es el abono o abonado verde.
Vídeo: Cuándo cortar el abonado verde
Espero que sea útil este artículo y resulte interesante.
Te remito además a mi canal de Youtube donde se pueden ver vídeos de temas relacionados con el huerto, que espero sean de interés. (el enlace está disponible en una de las pestañas de la parte superior del blog).