Antes de venir a Cantabria, lo ignoraba todo sobre ellos incluso su existencia; ahora, forman parte de mi vida cotidiana y son lo primero que veo cuando me asomo a la ventana de mi habitación por las mañanas.
Los aladiernos, ya como árboles, ya como arbustos, son parte integrante del bosquecillo natural que rodea nuestra casa.
Pertenecen a la familia de las Ramnáceas y componen, junto con otras plantas esclerófilas (de hoja dura o coriácea) la vegetación del encinar cantábrico, ecosistema propio de zonas más cálidas y secas como la mediterránea pero que pervive por estas latitudes sobre terrenos calizos y rocosos como el nuestro. Crecen también en canteras abandonadas y las colonizan, razón por la cual abundan entre nosotros.
Las plantas esclerófilas, dicho en cristiano, son aquellas adaptadas a grandes periodos de sequía o escasez de agua para lo cual desarrollan hojas perennes, duras, coriáceas, revestidas de una cutícula que impide la evaporación. Son de crecimiento lento y generalmente muy longevas, características todas ellas que cumplen a rajatabla los aladiernos.
Puede resultar paradójico que aquí en Cantabria, con lo que llueve, los aladiernos formen parte de la vegetación autóctona pero los terrenos calcáreos y zonas rocosas donde se desarrollan y que abundan en la región, son muy poco profundos y filtran fácilmente el agua de lluvia. Esto hace que dichos terrenos siempre estén secos y necesitados de humedad.
Los aladiernos tienen unas raíces fuertes y resistentes que se incrustan en las ranuras de las rocas.
Su madera es muy dura, con corteza grisácea y lisa cuando es más joven, agrietada o estriada cuando es adulto.
Sus ramas crecen desordenadas creando a veces curiosas formas.
Sus hojas, dispuestas en las ramas de forma alterna, son coriáceas, ovalo-lanceoladas, de color verde brillante por el haz, sin brillo por el envés, con el borde ligeramente dentado.
Sus flores crecen en las axilas de las hojas. Son dioicas o unisexuales (solo masculinas o solo femeninas). Las femeninas no poseen corola, solo 5 sépalos amarillo verdosos y un ovario súpero, las masculinas tienen 5 estambres.
Sus frutos son drupas redondas y brillantes, de unos 5mm de diámetro, verdes primero, rojizas después y negras por fin en su madurez. Tienen en su interior varias semillas y no son comestibles para nosotros aunque los pájaros dan buena cuenta de ellas cuando, llegado el invierno, les escasean otros frutos más apetecibles.
Florece a finales del invierno y principios de la primavera.
Se reproduce mediante semillas que requieren estratificación para germinar.
De la misma familia que el aladierno es el Espino cerval (Rhamnus catharticus) pero aquel desarrolla espinas, crece en los bosques y florece más tarde.
Usos
Al ser su madera dura y de gran poder calorífico, se ha usado antiguamente para fabricar carbón vegetal.
Por su dureza también ha sido usado en ebanistería y tornería.
Las drupas o frutos pueden usarse como purgante pero ¡cuidado! porque su efecto es muy intenso.