Ya sé que os prometí hablar de los guisantes, pero tenía ganas de hacer este post. Y no os preocupéis que en breve tendréis uno sobre los pequeños guisantes.
Seguro que alguna habéis oído eso de: Yo no tengo manos para las plantas. Yo era una de esas personas porque siempre había alguien en mi vida que se dedicaba a ellas, y ahora llevo 8 años con un huerto y no sólo estoy encantada, es parte de mi vida, porqué, porque me dedico a él casi en cuerpo y alma. Quizás sea una exageración, pero lo cierto es que tener un huerto y además ecológico, lleva tiempo y dedicación.
Este es mi huerto hoy en invierno: Ya está todo plantado, las habas, los guisantes, la borraja, los ajos, el brocolí, las berzas y los puerros (que llevan desde mayo). He dejado un bancal con estiércol para la primavera.
Pero hoy no quiero hablar del huerto (aunque haya hecho una pequeña mención). Os quiero hablar de las manos.
Al igual que con las plantas, con las manos podemos hacer lo que queramos. Yo era negada para las manualidades, pensaba que eran otros los elegidos para realizar cosas con sus privilegiadas manos: pintar, modelar, crear objetos en madera y cristal, coser, tejer…
Y descubrí, que no era así. Llevo toda la vida trabajando con el ordenador, desde los 21 años y, claro, no se me da nada mal, pero no pensé nunca que podría hacer otra cosa. Resulta que sí. Ahora que estoy sin trabajo, he descubierto que yo soy una de esas privilegiadas (exagerando claro). Voy poco a poco, pero he empezado a realizar objetos que nunca había imaginado.
Las cajas de frutas
Primero empecé reciclando cajas de madera de las fruterías. Me tendríais que ver por la calle “mangando” las cajas de la basura y cargando con ellas a casa.
Esta es una de las que tengo ahora para reciclar (tengo 4)
Caja de fruta de la madera
Y este es el resultado de lo que hice con otras 3 similares reciclando objetos que tenía:
La primera
La segunda
Con romero y tomillo del huerto
Para realizarlas utilicé cosas que tenía por casa: una agenda de por lo menos 10 años que me regaló mi cuñada, una bolsa del lidl a la que recorté los mensajes que llevaba, romero, tomillo y lavanda del huerto, un bolígrafo que no escribía, vasitos que estaban sin utilizar, objetos de decoración que no usaba, piedras que guardaba de repuesto para el suelo del salón, velas… Este fue el resultado. Ahora forman parte de la decoración de mi salón.
Pero no sólo eso. También me atreví con otras cosas…
Los jabones
Mi madre toda la vida ha hecho jabón, ese del aceite usado y la sosa caustica. Y yo pensé, porqué no los hago yo. Y nos pusimos Iñaki y yo manos a la obra. Utilizamos 6 litros de aceite usado, 6 litros de agua, 1 kilo de sosa caustica y jabón de lagarto en escamas. Estuvimos hora y media removiéndolo
Hora y media removiendo
Nos salieron para aburrir. De hecho utilizamos algunos para hacer jabón líquido para la lavadora o lavar a mano. Aquí os presento alguno…
Pero fui más allá y se me ocurrió la idea de probar con la glicerina. Así que de nuevo manos a la obra. Miré en internet las posibilidades que había para realizar jabones útiles para la piel (de rosa mosqueta, aceite de argán, aloe vera, romero y limón, miel y canela…) y no se me dio mal. Os presento toda la “retaila”
Mis jabones de glicerina
Algunos en detalle
Jabones de aloe vera
De aceite de almendras
Con rosa mosqueta
Con aceite de argán, aceite de almendras y aceite de coco
El de canela, miel y limón
Romero y limón para la piel seca
Y seguí con el reciclado de cajas. Descubrí que la gente tira de todo y aproveché 2 cajas que contenían conservas. Las pinté, las decoré y aquí están
Caja para la costura
Caja para guardar las semillas
Por cierto, ahora con la Navidad estoy cogiendo las que la gente tira de vino. Ya tengo 5 para pintar y decorar
Los cuadros
Y lo que más me gustó hacer con mis manos: cuadros. Compré unos marcos baratos, los pinté y los decoré con abalorios que no utilizaba o que tenía rotos como pendientes. collares, pulseras. También usé flores secas que tenía por casa y las piedrecitas que guardaba para el suelo del salón. A mi me gustan, ¿a alguien más?…
Los detalles
También me animé a realizar portavelas con cemento blanco y normal, escayola, copas que no utilizaba, envases de cristal de paté y mermelada…
Todo esto me ha venido bien para decorar mi casa en esta época de las Navidades
La Navidad en mi mesa del salón
Por cierto, con tanta manualidad os enseño como tengo mi habitación pequeña:
El desastre de habitación
Sólo deciros una cosa, os animo a que utilicéis vuestras manos, ellas tiene el poder: hacemos que crezcan las tomateras, que tengamos pimientos, calabacines, pepinos, habas, guisantes, lechugas, remolachas, berzas, grelos, espinacas, brócolis, repollos, puerros, y un largo etcétera. Que seamos capaces de reciclar cosas que no utilizamos o que la gente tira a la basura. Podemos dar un segunda oportunidad a todo aquello que creemos que no sirve, una falda que nos está grande, un jersey que no utilizamos. la caja con el vino que nos han regalado por Navidad, ese pendiente del que ya no tenemos la pareja, el collar horroroso que me dio “alguien” a quien le tengo cariño pero no me lo pongo nunca, y puedo continuar hasta aburrime.
Ya veis lo que he hecho yo con mis manos y seguro que se me ocurre algo más. Por último, todos estos artículos, ya que estoy en el paro, se podrán a la venta próximamente en la “ecotienda” del blog.