Sin embargo, no siempre se debe a una causa única sino a una suma de variables, como son la falta de nutrientes, la actividad de plagas y enfermedades o condiciones atmosféricas (frío, estrés por sequía o falta de iluminación).
En este artículo vamos a poner de manifiesto las principales causas de las hojas amarillas en tomate, así como su posible solución.
Deficiencias de nutrientes en tomate
Vamos a ver el origen de las hojas amarillas en tomate causado por la ausencia de los principales nutrientes. Estas carencias no son tan comunes a nivel profesional, salvo quizá el potasio en momentos puntuales de alta demanda de engorde de frutos.Carencia de nitrógeno
La carencia de nitrógeno se presenta con una falta generalizada de crecimiento y problemas en la brotación. Las hojas amarillas en el tomate aparecen por toda planta, tanto hojas jóvenes como hojas adultas. El raquitismo de la planta revela la carencia de nitrógeno en comparación con otras carencias de elementos.Carencia de magnesio
La carencia de magnesio se manifiesta con una coloración amarilla en las hojas viejas, manteniendo verdes las nerviaciones. Suele ser habitual en suelos ácidos y de textura arenosa, especialmente cuando se aplican cantidades altas de potasio y en periodos fríos y húmedos.Las carencias prueba anuncio
Carencia de azufre
La carencia de azufre suele ser bastante rara de observar, ya que muchos fertilizantes contienen este elemento en su composición. Se inicia con hojas amarillas en hojas jóvenes del tomate, de forma muy parecida a la del nitrógeno, y aparece en suelos muy pesados y con baja oxigenación.Carencia de potasio
La carencia de potasio también origina hojas amarillas en el tomate, iniciándose en las hojas adultas y en los bordes. Cuando avanza la carencia, se forman puntos necróticos que forman heridas. Puede suceder en suelos de pH ácido y textura arenosa, con alto contenido en magnesio y alta carga de frutos.Hojas amarillas en tomate por deficiencias de micronutrientes
Las hojas amarillas en tomate causadas por la deficiencia de microelementos suele ser bastante común, especialmente en suelos con pH alcalino (pH > 7,5) donde el hierro, zinc y manganeso no se absorben bien. De ahí que se recomiende la quelación o complejación de estos elementos (Hierro en EDDHA y resto en EDTA).Carencia de zinc
La carencia de zinc en tomate crea una clorosis en el nervio central en forma de manchas o puntos engrosados, originándose un halo clorótico sobre una hoja de color oscuro. Esta clorosis en el tomate suele ocurrir en suelos de pH alto, ricos en fósforo y condiciones frías.Carencia de hierro
La carencia de hierro en tomate es bastante frecuente, iniciándose por una clorosis en el foliolo y dejando verde los nervios. Posteriormente termina en hojas completamente amarillas. La clorosis férrica suele ocurrir en suelos de pH alcalino, tipo calcáreo y con baja oxigenación.Solución: aportar tanto en aplicación por riego como pulverización foliar el nutriente que se encuentra en carencia. En el caso de los microelementos, la recuperación suele ser mucho más lenta que para los macronutrientes. La corrección de hojas amarillas en tomate causadas por nitrógeno suelen ser muy rápidas de corregir, observando cambios en la planta en las siguientes 48 h de su aplicación. Para la clorosis de hierro, suele necesitarse más tiempo y paciencia.
Las dosis utilizadas para corregir la clorosis en una tomatera dependen de si los fertilizantes son aplicados de manera foliar o en fertirrigación:
Dosis en fertirrigación: 1,5-2 kg/1000 m2 de fertilizante o hasta 1-1,5 kg/m3 (1 g/L) de agua de riego.
Dosis aplicación foliar: 1-2% de fertilizante (10-20 kg/1000 L de agua) para macronutrientes y 0,1-0,2% (1-2 kg/1000 L de agua) para micronutrientes (de 2 a 4 aplicaciones).
Fitotoxicidad en tomate
La fitotoxicidad es el resultado de provocar una quemadura en hoja por una mezcla no apropiada de nutrientes o fitosanitarios. Existen algunas mezclas incompatibles en tratamientos foliares que causan problemas en las hojas, como la mezcla de aceites minerales y cobres o azufres.
Por otro lado, no controlar el pH en el tratamiento foliar y tener un caldo de aplicación excesivamente ácido también puede crear una fitotoxicidad por exceso de acidez. El resultado es una clorosis generalizada, donde se observan hojas amarillas en tomate, en algunos casos con pequeños puntos pardos.
Sin embargo, las hojas amarillas en tomate son bastante distintas con respecto a las carencias nutricionales. En este caso, se observan manchas concentradas en forma de puntos o de tipo superficial, como si literalmente se hubiesen quemado.
Solución: no hay solución para la fitotoxicidad en las hojas ya afectadas. Lo único que podemos hacer es favorecer la brotación de nuevas hojas y estimular energéticamente a la planta. Suele ser común el uso de aminoácidos y extractos de algas para favorecer la nueva formación de brotes, tallos y hojas y recuperar lo antes posible del estrés a la planta.
Hojas amarillas en tomate por riego excesivo
Cuando una planta tiene demasiada concentración de agua, inmediatamente se desplaza todo el contenido del oxígeno del sustrato, provocando un shock a las raíces que son incapaces de asimilar agua, a pesar de estar rodeada de ella.
Un riego excesivo provoca la coloración amarilla o el clareo de toda la planta, así como una sensación de decaimiento y falta de tensión y sostén de la planta. Este síntoma es completamente distinto al que pueda sufrir de una carencia nutricional o una fitotoxicidad, por lo que es fácilmente identificable.
Solución: ubicar el tomate en una zona con mayor iluminación (incluso Sol directo), cortar por completo los riegos y airear el sustrato. En casos extremos, se puede aportar agua oxigenada a dosis de Entre 200 y 500 ml/1000 m2, utilizando nitrato de plata como estabilizador para evitar la rápida pérdida de acción del oxígeno.
Falta de luz
La falta de luz es un síntoma claro que puede provocar la aparición de hojas amarillas en el tomate, de carácter generalizado en toda la planta.Las planta necesitan luz constante, y las solanáceas como el tomate, mucho más. Su ausencia provoca una reducción en la producción de clorofila, la molécula que otorga el verde característico de una planta.
Por ello, una baja iluminación provoca retrasos en el crecimiento, falta de floración y un aspecto clorótico generalizado. Sin embargo, para poder diferenciar este problema de los casos anteriores, la falta de luz no se manifiesta de manera tan repentina como sí lo hace la fitotoxicidad, carencia de nutrientes o el exceso de agua.
Es un proceso lento y continuado donde poco a poco la planta, de forma generalizada, pierde su vigor natural y el color verde de sus hojas.
Solución: si el tomate está cultivado en maceta, cambiar su entorno y ubicar en una zona bien iluminada, incluso con Sol directo. Mantener el sustrato ligeramente humedecido y aportar nutrientes como nitrógeno, hierro y magnesio, que favorecen la producción de clorofila.
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