Cuando leí que esta planta purificaba el aire pensé que estaba de enhorabuena, pues de esta tengo decenas de macetas, lo único ” malo ” que en la terraza. La próxima vez que esclarezca los hijuelos de alguna de ellas, pondré esa maceta dentro de casa desde el principio para que se acostumbre al clima interior.
Esta planta perenne está dentro del género Aloe, en la familia de las liliáceas, y cuenta con más de 350 especies, de las cuales no todas tienen las mismas propiedades curativas o medicinales y medidas, que pueden variar desde los 10 cm hasta varios metros las más grandes. La más potente de estas, rica en vitaminas, minerales, aminoácidos y enzimas es el Aloe vera.
Es fácil de distinguir por sus hojas alargadas que pueden llegar a medir entre 40-50 cm por 5-8 cm, están densamente agrupadas en una roseta basan de hasta 20 hojas y más o menos triangulares, sin manchas excepto unas motas claras en los renuevos jóvenes. Los bordes de las mismas suelen ser dentadas sólo en el margen, y sus dientes son de unos 2mm, gruesos y duros de un color más claro que el resto de la hoja. Cuando las plantas se llenan de los hijuelos que surgen alrededor de la “planta madre”, se deben dividir para posibilitar un mayor crecimiento de la planta principal y ayudar a prevenir infestaciones de plagas, como ácaros, cochinillas y especies de áfidos. Durante el invierno, esta especie puede entrar en estado de latencia, por lo que se deben suspender los riegos, sobre todo si está en el exterior. En zonas demasiado frías es mejor mantenerla en el interior o en invernaderos con calefacción.
La inflorescencia o flor, puede llegar a tener 70 – 100 cm de alto, racimo de 30-50 por 5-6 cm, el fruto es una cápsula de 20-25 por 6-8 mm, con semillas medio-centimétricas, sin contar las alas.
Para utilizar como planta de interior hay que inclinarse por las variedades de tamaño más pequeño como Aloe millothi, Aloe variegata, Aloe variegata ‘Sabra’, Aloe aristata o Aloe brevifolia, todas ellas entre los 10 y los 15 cm de altura.
Crece muy bien en climas templados, no así en climas fríos, pudiendo aguantar temperaturas de 0 º C en algunas zonas, aunque si estas temperaturas perduran la planta puede sufrir demasiado y no recuperarse cuando suban las temperaturas.
Le gusta el calor y la luz, pero no el sol directo.
Tolera bien las sequías, requiriendo un riego sólo en invierno, y una vez cada 7-10 días en verano cuando las temperaturas son muy altas. Tolera muy mal el exceso de riego, con lo que habrá que usar un sustrato de buen drenaje para evitar encharcamientos.
Tanto por el exceso de riego como por el exceso de sol directo, las hojas pueden tornar una tonalidad marrón- rojizo, y ablandarse hasta llegar a podrirse por el exceso de riego.
Sus flores pueden variar desde rojas, hasta naranjas o amarillas. La variedad que tengo yo tiene unas flores anaranjadas.
Son de sobra conocidos sus beneficios en cuanto a la piel… Alivia quemaduras, muchas cremas y jabones hidratantes la llevan, e incluso se puede consumir y puede ayudarnos como antiinflamatorio, etc.
Se puede multiplicar gracias a sus semillas en primavera, o a los hijuelas que le nacen alrededor de la planta madre, que conviene esclarecer y trasplantar cuando alcancen los 7-10 cm, para que la planta madre siga creciendo. Los veinte o treinta retoños anuales que cada planta da, se transplantan cuando miden de diez a quince centímetros, sufren un choque traumático y parecen morir, aunque en dos meses recuperan todo su explendor, y empiezan a ser aprovechables como materia prima a los tres años.
Una manera rápida y eficaz de tenerla siempre disponible para aplicarla, es congelar pequeños cubitos rellenos con su pulpa.
Primero elegiremos una hoja grande y vigorosa, que sea gruesa y tenga un verde intenso.
Procederemos a retirar con cuidado la parte verdosa más externa de la hoja, dejando la pulpa semi transparente al descubierto.
Por último, rellenaremos los cubitos lo más completos posible con la pulpa extraída de la hoja.
De esta manera, cuando nos quememos o nos hagamos alguna rozadura o herida en la piel, para la que necesitemos aplicarnos Aloe Vera, no tendremos que mutilar nuestra planta cortándole pequeños trozos. Se debe tener en cuenta que la hoja que se corta no vuelve a crecer.
Bastará con coger del congelador un cubito y aplicárnoslo en la piel. El frío nos aliviará temporalmente y la Aloe nos ayudará a sanar y regenerar la piel.
Esta planta tiene decenas de propiedades sobre todo para la salud, regenta las células de la piel, tiene acción digestiva, depurativa, cicatrizante, antiinflamatoria…..
En cuanto a lo de limpiar el aire interior es buena porque elimina el formaldehído. Además de poseer multitud de propiedades beneficiosas para nuestra salud, el Aloe Vera es capaz de absorber elementos tóxicos derivados de materiales de PVC, pinturas, esmaltes, etc.