Uso del sulfato de cobre como fungicida

En la química podemos encontrar diferentes formas de cobre que actúan como fungicida para la agricultura. El más tradicional y económico es el sulfato de cobre, utilizado como fungicida, pasta cicatrizante o incluso alguicida para embalses y pantanos.

Aunque a día de hoy se sigue utilizando, lentamente ha sido desplazado por otras formas de cobre más efectivas, como el oxicloruro de cobre, el hidróxido de cobre, quelato de cobre o las formas orgánicas como gluconato de cobre.

La combinación de azufre y cobre es una mezcla muy valorada ya que el azufre actúa eficazmente como preventivo frente a diferentes tipos de hongos (como el oidio), y a su vez, el cobre, actúa por contacto frente a un espectro grande de hongos e incluso bacterias.

En este artículo te contamos cómo utilizar el sulfato de cobre como fungicida y sus principales características.

Características del sulfato de cobre

El sulfato de cobre proviene de atacar la roca de cobre (calcantita) con ácido sulfúrico, resultando en la molécula CuSO4 (cuando contiene agua se convierte en CuSO4·5H2O, la fórmula comercial).

Su característico color azul, que tiñe cualquier solución de agua y cubre los árboles y plantas de un color azul ha hecho de esta fórmula una solución económica, eficaz y relativamente sostenible.

Su uso está actualmente permitido en agricultura ecológica por los principales países productores y certificadoras (OMRI, NOP, CE 1009/2019, etc.).

Ficha técnica


Nombre comercial: sulfato de cobre pentahidratado

Fórmula química: CuSO4·5H2O

Riqueza en cobre: 25,0% p/p

Densidad aparente: 2,3 g/cm³

Solubilidad en agua: 20,3 g/100 ml de agua (20 ºC de temperatura)
cobre como fungicida


Dosis y uso del sulfato de cobre en agricultura

Sulfato de cobre como alguicida para embalses

El tratamiento de agua más económico es la aplicación de sulfato de cobre directamente en embalses de riego. La dosis de 2 g/m3 se previene el desarrollo de cualquier especie de alga, y si ya están desarrolladas, la dosis a aplicar está comprendida entre 4 y 5 g/m3.

Sulfato de cobre como fungicida en agricultura

El cobre es utilizado para controlar un gran número de hongos que afectan a todo tipo de plantas. En general, la mayoría de cultivos aceptan aplicaciones frecuentes de cobre, tanto en forma foliar como en fertirrigación, y es un recurso eficaz y de bajo coste para retrasar o evitar la aplicación de otras materias activas fitosanitarias.

La dosis del sulfato de cobre depende del cultivo a aplicar:

Frutales, cítricos y subtropicales: 300-600 ml/hl en aplicación foliar

Cultivos hortícolas: 150-300 ml/hl

Olivar: 300-600 ml/hl en aplicación foliar (ver usos del cobre en olivar)

Viña: 300-600 ml/hl en aplicación foliar
En pulverización foliar se aplicará siempre solo. No utilizar en plantas sometidas a estrés (sequía, encharcamiento, golpes de frío o calor). 

En forma líquida, la máxima concentración que tendrá, una vez solubilizado la roca o polo de sulfato de cobre, será de 6-6,5% p/p (peso-peso) de cobre.

Hongos que controla

El sulfato de cobre como fungicida actúa prácticamente para todo tipo de hongos. Su efectividad es mucho más baja para los hongos de cuello o de madera (como la yesca), debido a la dificultad del cobre de penetrar en el interior de los vasos conductores, ya que no es sistémico.

Está autorizado y recomendado contra las siguientes enfermedades:

Alternaria

Antracnosis

Bacteriosis

Mildiu

Cribado

Roya

Fomopsis

Lepra

Sarna

Tizón

Monilia

Repilo

Tuberculosis

Otros hongos endófitos

Alternativas más eficientes al sulfato de cobre
Mildiu en tomate avanzado
Fotografía seleccionada de canarias7.es


El descubrimiento de nuevas materias primas y los estudios de campo han permitido incorporar al mercado soluciones que, a día de hoy, son bastantes más efectivas que el sulfato de cobre como fungicida.

Cuando hablamos de efectividad mencionamos algunos parámetros como la reducción de fitotoxicidad, aumento de la asimilación por vía foliar, mayor entrada vía radicular, mejor resistencia al lavado y menores riesgos de fitotoxicidad por exceso de cobre.

Algunas de estas mezclas son el hidróxido de cobre, oxicloruro de cobre, quelato de cobre EDTA o las formas orgánicas que complejan el cobre y aumentan su asimilación por la planta, como el lignosulfonato de cobre, gluconato de cobre o heptagluconato de cobre.

Estas soluciones también han reducido el consumo del famoso caldo bordelés de la viña, soluciones, a priori, menos efectivas.

Tanto el hidróxido como el oxicloruro aportan una mayor cantidad de cobre (50-70%), por lo que se reducen las dosis y se incorporan surfactantes y tensioactivos que aumentan su resistencia al lavado (una condición muy importante para los cobres aplicados en primavera, en periodo de posibles lluvias).

En cambio, los agentes orgánicos protegen el cobre y aumentan su capacidad para ser absorbidos por la planta, tanto a nivel foliar como a nivel radicular.

Esta complejación también reduce parcialmente los efectos fitotóxicos del cobre, pero siempre habrá que tomar precauciones con la época de aplicación (por ejemplo, no aplicar con flor abierta), las condiciones del cultivo, la combinación con otros productos.

Sin embargo, no hay que olvidar que la mayoría de cobres complejados proceden de una base de sulfato de cobre.

Limitaciones al uso del cobre

El cobre está en el punto de mira de las autoridades desde hace algunos años. Al ser un producto catalogado como ecológico, se ha utilizado a dosis y frecuencias más altas que las recomendadas. Sin embargo, no es inocuo para el ser humano o los animales.

La futura limitación fija un máximo de 28 kilos de cobre metal aplicados en un periodo de siete años. Esto se traduce en 4 kilos por hectárea. Actualmente en España se permiten 6 kg por año.

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