En las primeras fases de crecimiento de la semilla se requiere esfuerzo para que las plántulas no padezcan las enfermedades fúngicas que se originan por mala ventilación y exceso de humedad.
Prepare una bandeja para plantar semillas; rellénela con un sustrato adecuado y golpee de forma contundente la base de la misma sobre una mesa para que el sustrato se asiente bien.
No obstante, será necesario prensarlo un poco más con la ayuda de un trozo de madera plano y liso, preferentemente la mitad de ancho e igual de largo que la bandeja.
(Imagen/ flickr: jaxzin)
A continuación, planteamos algunas cuestiones acerca de las semillas que está a punto de sembrar:
¿Requieren luz directa? Si es así, deposítelas directamente sobre la superficie del sustrato.
¿Deben sembrarse en un hoyo (una zanja poco profunda que después se recubre otra vez de tierra)? Si es así, compruebe la profundidad adecuada para dichas semillas y cave la zanja.
¿Deben sembrarse en la superficie y cubrirse después con arena?
Una vez plantadas las semillas, riéguelas en abundancia con una regadera con roseta.
Coloque después la bandeja sobre un propagador para caldear la base.
Supervise la bandeja y no deje que el sustrato se seque.
(Imagen/ Flickr: Huerta Agroecológica Comunitaria Cantarranas y)
El replicado
A medida que las semillas van germinando, se van formando los cotiledones (primeras hojas). Una vez se han desarrollado hasta el punto de poderse manipular, las plántulas deben repicarse, es decir, deben retirarse unas cuantas para dejar espacio a las otras de modo que puedan desarrollarse. Prepare una bandeja con el sustrato adecuado; retire con cuidado varias plántulas de la bandeja original con un desplantador.
Acto seguido, realice diversos hoyos con un plantador en la nueva bandeja y replante las plántulas repartiéndolas de forma irregular por la bandeja (asegúrese de que disponen de espacio suficiente para establecerse y desarrollarse cómodamente).
Cuando la nueva bandeja esté ya repleta de plántulas, colóquela en un invernadero o sobre un propagador y deje que las plántulas se desarrollen.
Una vez las plántulas se hayan desarrollado dando lugar a pequeñas plantas con un buen sistema radicular, pueden plantarse en macetas individuales o bien varias de ellas en una maceta grande.
(Imagen/ flickr: Jardín Botánico Nacional, Viña del mar, Chile)
Siembra de semillas al aire libre
La siembra de semillas al aire libre es algo realmente sencillo, pero requiere invertir tiempo en la preparación del suelo hasta obtener una consistencia fina. Se trata de cavarlo bien y rastrillarlo varias veces en direcciones diferentes para eliminar o romper los grumos o las piedras más grandes.
Una vez el suelo ha adquirido una textura suave, sin grumos ni piedras, pueden seguirse dos métodos de siembra:
Siembra en surcos: este método de siembra está especialmente indicado para verduras u hortalizas, así como para plantas que van a ser trasplantadas.
Forme un surco poco profundo con una plantadora. Siembre las semillas en la proporción recomendada; tome una pizca de semillas entre el pulgar y el índice y espárzalas.
Vuelva a llenar el surco con tierra y riéguelo con una regadera. Una vez se hayan desarrollado las plántulas, repíquelas como se explica en el apartado anterior.
(Imagen: Wikipedia)
Siembra a voleo: suele llevarse a cabo a principios de primavera y es adecuada para plantar ornamentales anuales, trigales anuales, etc.
Las semillas se pueden sembrar sobre el suelo o sobre una fina capa de gravilla de acolchado.
Si está acumulando grandes cantidades de recortes de plantas, colóquelos en una bolsa de plástico y ciérrela.
Recuerde usar una bolsa diferente para cada tipo de recorte, ya que podría obtener resultados poco deseables.
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