Vamos ya por el la VII entrega de este proyecto de bosque comestible o de alimentos. Un proyecto que no era sencillo y desde luego tampoco iba para un corto período de tiempo. Trasformar un pequeño terreno en el que se había practicado una horticultura muy tradicional y al que se le había, digámoslo así, "maltratado" a lo largo del tiempo no era una tarea fácil.
Han pasado ya varios años y poco a poco estamos dando los pasos necesarios para trasformar este pequeño espacio abandonado en un pequeño vergel. ¿Lleva tiempo?, sí. ¿Está siendo fácil? no. Retirada de basura, recuperación del suelo, plantado de nuevos árboles frutales, etc. son las tareas que en un principio decidimos afrontar como prioridad. Poco a poco dábamos pequeños pasos para avanzar pero esos pasos eran firmes.
Queremos producir alimentos, eso está claro, pero también queremos crear un entorno lleno de biodiversidad. Porque este es el objetivo principal, crear un entorno lleno de vida, de fruta, de hortalizas, de insectos, de pájaros, de pequeños anfibios, etc. Crear un pequeño ecosistema autosostenible en el que el ser humano intervenga lo menos posible en lo que a mantenimiento del mismo se refiere.
Siempre os hablo de lo importante que es cuidar el entorno para, de esa forma, cuidar también los seres vivos que nos rodean y que forman parte del ecosistema en el que queremos convertir nuestros huertos. Que las plagas sean una fuente de alimento y no un problema. Que el cultivar se convierta en un disfrute, si ya no lo está siendo, y no en una tarea a la que tenemos que hacer frente porque no queda otro remedio si queremos comer tomates, berenjenas o lechugas. Convertir una huerta en un espacio que tenga continuidad durante todo el año y no en un espacio estacional que sólo cuidamos y al que prestamos atención si estamos en temporada de cultivo de hortalizas.
Como os comentaba la biodiversidad es importante para el control de plagas o para que la polinización de nuestros árboles frutales sea más eficiente y por lo tanto tengamos más producción. Para ello tenemos que pensar que un bosque comestible no puede verse como un espacio estacional porque los insectos, pájaros o demás seres vivos que pueden habitarlo y que nos son beneficiosos, no lo son. Puede que las abejas vuelen menos en invierno, o las avispas o que determinados insectos como la mariquita de siete puntos o las mantis se oculten en determinadas épocas del año. Pero también es cierto que, al igual que nosotros, necesitan pasar los meses más fríos del año en lugares adecuados.
Por eso tenemos que tener variedad en nuestro bosque en lo que a plantas y árboles se refiere. Plantas o árboles de hoja perene, aromáticas, flores de temporada, etc. para facilitar que los insectos y demás seres vivos del huerto, encuentren un lugar en el que ocultarse, o un lugar en el que encontrar alimento durante esos meses donde el resto de árboles de hoja caduca o plantas no son la mejor opción.
En el siguiente vídeo podéis ver cómo plantar unos arbustos para que durante los meses en los que los restos de árboles pierden la hoja, sean estos los que den cobijo a la biodiversidad de nuestro bosque comestible. Hay muchas alternativas, en nuestro bosque también tenemos un olivo y un níspero. Éste último florece en una época del año en la que no hay demasiadas flores en el huerto y es una fuente de alimento muy interesante para los insectos polinizadores. Podéis elegir los árboles, arbustos o plantas que mejor se adaptan a vuestras necesidades. Yo elegí un par de arbustos y próximamente incorporaré algunas plantas aromáticas más.
Queda mucho por hacer, eso está claro, pero quién dijo que esto iba a ser fácil y sobre todo rápido. Este pequeño proyecto nos llevará su tiempo y en un par de años más o menos veremos los resultados.
Hasta aquí el post de hoy. Muchas gracias por tu tiempo y ya sabes, Nos vemos en la huerta!!!
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Foto de Steven Van Elk en Unsplash
Foto de Tehzeeb Kazmi en Unsplash