Pero yo hoy no voy hablaros de las grandes producciones y los grandes procesos de elaboración de vino, ni de prestigiosos enólogos ni de importantes bodegas. Lo que hoy les vengo a presentar es una receta que pueden hacer desde casa y que solo será para su propio consumo. El vino de casa.
En Galicia, como en el resto de regiones de España y seguramente de otros países, la vendimia era un día de fiesta, bueno y en muchos sitios lo sigue siendo.
Se juntaba la familia para recoger la uva que con tanto esfuerzo se había cuidado durante todo el año para después elaborar el vino que acompañaría tantas y tantas tardes de invierno al lado del fuego. Todavía recuerdo a mi abuelo, sentando con su taza de vino, contando historias increíbles.
En pequeñas fincas o en parrales o incluso al lado de los muros que rodeaban la huerta, raro era el que no tenía su propia viña o parral, del que sacaría las uvas necesarias para la elaboración de su vino. Risas, historias y un buen trozo de chorizo o panceta asados en la parrilla, acompañados de un buen vaso de vino. Este es uno de los mejores premios después de un duro día de trabajo y de pequeño no podía decir que no. Claro que el vino ni catarlo.
En casa estamos en pleno proceso de elaboración de nuestro vino, de nuestro pequeño tesoro rojo, en el que ponemos todas nuestras ganas e ilusiones.
Lo primero es la recepción de la uva y la selección de la misma, descartando la que esté podrida o en mal estado y quitando las hojas que puedan venir en las cajas como consecuencia de la vendimia.
Después pasamos al pisado o estrujado y el vaciado en la cuba, donde lo dejaremos macerar un par de días antes de que comience a fermentar. Evitamos que fermente enfriando la cuba de forma manual con una manguera y agua fría.
Una vez empieza la fermentación alcohólica tenemos que hacer varios calcados para bajar, lo que común mente se conoce por sombrero. Importante que no suba la temperatura por encima de los 30 grados. En el siguiente video podrán ver como se puede hacer desde casa.
El tiempo que durará la fermentación alcohólica varía. Nuestro vino suele estar entre 10 o 15 días y una vez finalizada o que vemos que la actividad disminuye, cerramos la cuba y lo dejamos macerar otros 3 o 4 días.
Trascurrido este tiempo lo trasegamos a recipientes de acero inoxidable donde lo dejaremos durante un mes, más o menos y volveremos a trasegar para eliminar posos.
El invierno y las bajas temperaturas harán el resto y en un par de meses tendremos nuestro vino listo para poder degustarlo en compañía de la familia o de buenos amigos. Los meses y algún que otro trasiego mejorarán su calidad hasta que llegue la siguiente vendimia.
Este es, en pocas palabras , un poco el proceso que seguimos para elaborar nuestro propio vino casero y del cual nos sentimos orgullosos. Más que, por la calidad, que no es mala, modestia aparte, por la satisfacción de haberlo elaborado nosotros mismos.
La elaboración de vino se hace desde tiempos inmemorables y mi abuelo o mi suegro lo preparaban sin necesidad de laboratorios que analizasen el mosto y posteriormente el vino, cosa que yo si hago, pero ellos también elaboraban su vino y aunque no fuese un vino de 100 euros la botella era su vino, el que ellos habían elaborado. El vino al que con cariño y dedicación habían dedicado muchas horas y del que les gustaba presumir. Para ellos era el mejor sin duda alguna.
Vaya desde aquí, desde este modesto post, mi homenaje a ellos y a todas esas personas que siguen manteniendo las tradiciones de nuestros mayores para que el tiempo no las borre de la memoria de los más jóvenes.
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