Sin duda alguna una preocupación de todo hortelano es mantener su huerto libre de plagas. El origen de una plaga no es otro que el incremento desmedido y sin control del número de individuos que pueden ser perjudiciales para nuestros cultivos. Estos pueden ser insectos, organismo patógenos, animales o incluso plantas. Para que esto tenga lugar este individuo (insecto, organismo patógeno, animal o planta) debe encontrar unas condiciones increíblemente favorables para su desarrollo desmedido.
Con el fin de que esto no llegue a ocurrir nuestro huerto debe imitar de la manera más fiel posible a la naturaleza. En un huerto donde exista una verdadera biodiversidad, donde habiten de manera conjunta multitud de plantas e insectos, va a ser un lugar donde prácticamente va a ser imposible que una plaga se desarrolle de una manera feroz. El motivo es que no va a encontrar las condiciones idóneas para desarrollarse desmedidamente.
Es imprescindible si no queremos que las plagas aparezcan en nuestros huertos que abandonemos los monocultivos. Debemos imitar a la naturaleza instaurando en nuestro huerto multitud de colores y fragancias que van a atraer a insectos beneficiosos como, por ejemplo, las mariquitas.
Estos insectos beneficiosos guardan el equilibrio natural entre las poblaciones de insectos dañinos que se pueden convertir en plagas. Todo esto lo podemos conseguir plantando multitud de flores y plantas aromáticas junto a nuestras hortalizas.
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